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Antioxidantes: aliados clave para la salud y el antienvejecimiento

“Que tu alimento sea tu medicina y tu medicina sea tu alimento” es una frase atribuida al médico griego Hipócrates, del año 460 A.C. Definitivamente una frase sabia que, hasta hoy , sigue siendo citada por quienes vemos la alimentación como una parte fundamental, básica y necesaria para prevenir y curar a nuestro cuerpo.

Al hablar de antioxidantes, primero necesitamos comprender que el cuerpo tiene mecanismos naturales de defensa o autorregulación.Uno de ellos es la apoptosis, un proceso de muerte celular programada que permite eliminar células viejas para dar paso a nuevas células saludables.

Para que esta destrucción celular ocurra, se producen ciertos cambios químicos dentro de la célula, al igual que pasa en diferentes vías metabólicas normales de cuerpo. Con estos cambios químicos, se sueltan y quedan libres moléculas “inestables”, solitas y aisladas, las cuales conocemos como radicales libres.

Cuando los radicales libres, en ocasiones se acumulan en las mismas células y por lo danto dañan a moléculas, como al ADN, a lípidos y a las mismas proteínas, lo cual genera un daño celular, aumentando así el riesgo de cáncer, otras enfermedades. Además,

los radicales libres pueden provenir también de factores externos como la contaminación del aire, el humo de tabaco, el agua contaminada por factores diversos, los rayos UV, entre otros.

Los daños causados por los radicales libres están relacionados con el envejecimiento celular, el cual es una disminución, dependiente del tiempo, de ciertas capacidades funcionales del individuo, que le dificultan o le impiden superar retos de origen interno o externo.  El envejecimiento es la consecuencia de dos procesos asociados, pero no idénticos: la pérdida de funcionalidad y la pérdida de adaptabilidad o resistencia frente al estrés. Por lo tanto, el concepto de envejecimiento biológico puede definirse, de forma simplificada, como la incapacidad progresiva del organismo, en función de la edad, para mantener la homeostasis o autorregulación.  Es aquí donde entra la importancia de los antioxidantes.

Los antioxidantes no es realmente el nombre de una sustancia, sino que describe lo que pueden hacer una variedad de sustancias como neutralizar y proteger a las células del daño causado por los radicales libres, los cuales dijimos son moléculas inestables que dañan a nuestras células.

Algunos ejemplos de antioxidantes son:

  • vitamina A
  • vitamina C
  • vitamina E
  • betacaroteno
  • licopeno
  • luteína
  • selenio
  • manganeso
  • zeaxantina

También existen otros compuestos antioxidantes como flavonoides, flavonas, catequinas, polifenoles y fitoestrógenos presentes en alimentos de origen vegetal.

Además, muchos de estos alimentos no solo aportan antioxidantes, sino que también son ricos en fibra, bajos en grasas saturadas y colesterol, y suelen ser una buena fuente de vitaminas y minerales.

Por lo tanto, si quieres beneficiarte de la acción de los antioxidantes, te sugerimos incluir en tu alimentación diaria los siguientes alimentos:

  1. Verduras: jitomate, espinaca, ajo, brócoli, pimientos, acelgas, kale, zanahorias.
  2. Frutas: uvas, aguacate, plátanos, manzanas, naranjas, frutos rojos en general.
  3. Frutos secos: nueces, almendras, pistaches, avellanas, cacahuates.
  4. Cereales: avena, trigo, maíz y quínoa
  5. Hierbas y especies: clavo, orégano, tomillo, romero, menta, canela, azafrán, salvia.

Cabe destacar que cada antioxidante tiene una función específica y no es intercambiable con otro, por lo que mantener una dieta balanceada y variada es clave para aprovechar al máximo sus beneficios. Así como también, una adecuada hidratación y realizar actividad física diaria, sin duda harán en ti un efecto positivo en tu salud.

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