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El derecho al voto de la mujer en México

En la entrega anterior comentamos sobre el voto como derecho humano, específicamente como un derecho político de las personas; sin embargo, no siempre fue así para las mujeres pues no fue sino hasta el año de 1955 cuando pudieron emitir por primera vez el voto.

El derecho al sufragio femenino en nuestro país inició en diciembre de 1947, cuando fue incluido en nuestra Constitución el derecho de las mujeres a participar en las elecciones municipales y no fue sino hasta octubre de 1953 que ganaron el derecho de votar en elecciones federales.

Durante el sexenio del presidente Miguel Alemán Valdés (1946-1952), se pretendió dar al país una imagen más democrática y moderna, pues el País entraba al grupo de las naciones avanzadas y democráticas en donde las mujeres ya eran ciudadanas y fue de esa manera en que las mujeres comenzaron a participar en la vida pública y política del país, pero únicamente dentro de los municipios podían ejercer el derecho al voto.

Para la campaña presidencial de Adolfo Ruiz Cortines quien fuera presidente de México en el periodo de 1952-1958, las mujeres nde su partido realizaron una asamblea para demandar igualdad de derechos políticos. El candidato presidencial, consideró “buena la participación de las mujeres en la vida política, no por un sentido de justicia, sino porque desde su hogar ayudaría a los hombres a resolver con abnegación, trabajo, fuerza de espíritu y alta moral problemas como la educación de los hijos, aspectos familiares y de asistencia social.”

Estaba dispuesto a otorgarles el voto reforzando los valores más tradicionales respecto a ellas, además se trataba de que las mujeres participaran en la vida nacional mediante una política femenil encauzada por su partido (el oficial), además de que justificó su derecho al voto avalando la participación en campañas de alfabetización y con ello luchar por el incremento de la producción industrial y la resolución de problemas de vivienda, alimentación, vestido y medicinas, pues las mujeres ya como madres de familia, esposas y amas de casa ya solucionaban eso de manera natural.

Con dicho argumento, mostraban confianza en que ellas seguían bajo el control político e ideológico del partido en el poder, además las dejaría dentro de actividades pertenecientes al ámbito familiar.

En el año de 1953 fue reconocido el derecho al voto de la mujer gracias a la organización y participación de las mujeres en foros públicos y en las elecciones del 3 de julio de 1955 las mujeres emiten por primera vez su voto en México para elegir diputados federales; y así como se materializa dicho derecho.

Es importante recalcar que este derecho es uno que fue punta de lanza para que a la mujer se le pudiera empezar a reconocer el derecho a la igualdad en la participación política y con ello poder decidir sobre su vida y no solo eso, sino que también pueda participar como representante popular.

Setenta años después vemos una contienda electoral federal en la que la posibilidad de que tengamos la primer presidenta en México es casi segura, pues los partidos con mayor número de votantes son representados por dos mujeres como candidatas.

Como era lógico, a la mujer nos ha costado generaciones poder acceder a siquiera ser candidatas de algún partido a algún puesto de elección popular, pues todo lleva un tiempo y tuvo que cambiar la idiosincrasia tanto de hombres como de mujeres, para que la mujer dejara de dedicarse exclusivamente a su casa, estudiar, prepararse y poder competir contra un hombre políticamente hablando, pero para eso solo bastan la mitad de los años que nos ha llevado tener dos candidatas fuertes a la Presidencia de la República, pues también hay que entender que no solo es que la mujer se encuentre preparada, había muchas mujeres preparadas y con disposición desde antes de que fuera reconocido este derecho, el problema siempre ha sido la idiosincrasia.

Sin embargo, hoy en día podemos ver de lo más normal que tenemos mujeres en el poder, mujeres sororas que dan oportunidad a otras mujeres para desempeñarse además como servidoras públicas, mujeres jóvenes que dan oportunidad a mujeres jóvenes que no discriminan por edad ni por sexo o género.

En lo personal, le tengo mucha fe a los gobiernos dirigidos por mujeres, pues tienen un modo diferente de ver la vida, tan es así que hemos visto como gobernadoras, presidentas municipales, diputadas o senadoras han hecho cosas diferentes para bien y gane la que gane en esta contienda electoral tiene el compromiso de no dejarse manipular por ningún hombre para gobernar y de hacer las cosas bien, pues es la oportunidad perfecta para las mujeres de abrir las puertas a un verdadero cambio.

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