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Jóvenes IV

La salud mental es un tema que ha adquirido mayor visualización. En las conversaciones del día a día es más común escuchar que la gente acude al psicólogo o al psiquiatra, hay más artículos referentes a la depresión y la ansiedad; en las redes sociales hay más publicaciones sobre el autismo, el TDAH, el espectro neurodivergente. Algunas de estas condiciones están determinadas por factores genéticos y de química corporal y cerebral; sin embargo, existen factores familiares, sociales y ambientales que aumentan su incidencia. Uno de ellos, es el acoso y maltrato que sufren los jóvenes y cuyas consecuencias pueden impactar en su salud mental.

De nueva cuenta, en la Encuesta de Cohesión Social para la Prevención de la Violencia y la Delincuencia (ECOPRED) 2014 se midió el porcentaje de jóvenes de entre 12 y 29 años víctimas de violencia y/o maltrato. En general, el total de víctimas estimado en la ECOPRED fue de 4,486,082 personas lo que representa una tasa de 46,426 por cada cien mil habitantes de entre 12 y 29 años. La tasa de víctimas fue mayor en hombres que en mujeres: 47,041 y 45,777 respectivamente.  El principal delito fue el robo sin violencia, seguido del acoso por los atributos del joven y, en tercer lugar, acoso a través de las pertenencias del joven.

El acoso por los atributos considera las burlas, apodos hirientes, esparcir rumores o mentiras y la exclusión social con base en sus gustos, físico o ropa. La ciudad en la que se declaró la mayor prevalencia de esta situación fue Zihuatanejo con una tasa de 28,724; por el contrario, en San Luis Potosí fue de únicamente 13,886 por cada 100,000 habitantes. El acoso a través de las pertenencias engloba el dañar o esconder intencionalmente los objetos del joven, como su mochila, bicicleta, ropa, artículos electrónicos, herramientas de trabajo, entre otros, para molestarlo. En el área metropolitana de Veracruz se estimó que la prevalencia de esta conducta fue de 19,228 la mayor tasa del país, mientras que en San Luis Potosí fue la menor con 8,907. Para este último tipo de acoso se reportó una tasa de victimización repetida a nivel nacional de 3,101 por cada 100,000 habitantes. Esto es que el informante reportó haber sido víctima de la misma conducta más de 10 veces, por lo que el joven está en constante presencia de una conducta que lo afecta.

Tanto el acoso por atributos como a través de las pertenencias ocurren con mayor frecuencia en la escuela o trabajo, con 62.7 y 73.9 por ciento, respectivamente. En la calle o lugar público se estimó en 35.2% y 15.7%, en el mismo orden. Sin embargo, ambas conductas también ocurrieron en las casas de los jóvenes pues 14.1% reportó que fue víctima de acoso a través de sus pertenecías y 9.1% que fue acosado por sus atributos. Estos resultados ayudan a formar un panorama sobre el ambiente en el cual se desenvuelven los jóvenes y que impacta en su salud mental y desarrollo social, lo que a mediano y largo plazo influye en conductas y actividades antisociales, comisión de delitos e, incluso, en autolesiones y suicidio.

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