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De puertas abiertas a portones cerrados

Desde la semana pasada, la reapertura de la Plaza México el pasado domingo 21 de enero ha estado en boca de taurinos, no taurinos y ciudadanos en general. El lleno impresionante para la primera corrida de reapertura fue notable, con más de 40 mil personas que se dieron cita, marcando un lleno histórico que no se veía desde el mano a mano entre José Tomás y Joselito Adame el 31 de enero de 2016.

Quienes estuvieron presentes destacaron un ambiente de júbilo evidente entre la multitud, marcando un esperado retorno, para lo que muchos consideran una tradicional expresión cultural y artística. Esto ocurrió después de 600 días de inactividad debido a una orden judicial.

Recordemos que en junio de 2022, un amparo iniciado por la asociación civil Justicia Justa interrumpió la operación del recinto taurino al visibilizar que el trato «degradante» a los toros transgrede el derecho a un ambiente sano. Este amparo, respaldado por organizaciones defensoras de los animales a lo largo de décadas, condujo a que un juez federal prohibiera de manera definitiva los festejos taurinos en la capital. De tal manera, la Monumental de México notificó la cancelación de la temporada grande 2022 – 2023.

Sin embargo, en diciembre de 2023, la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) avaló el retorno de las corridas de toros a la Plaza México al desechar el amparo que suspendía dichos eventos taurinos. Con esta resolución a su favor, la empresa a cargo de la Plaza México presentó el pasado 11 de enero, ante los medios y la afición, los carteles que marcarían la reapertura de la temporada después de más de 19 meses sin celebraciones taurinas. Esto implicaba la realización de nueve corridas programadas entre el 28 de enero y el 24 de marzo.

La afición taurina flipaba al saborearse esta nueva temporada en el primer semestre de 2024; no obstante, Sandra de Jesús Zúñiga, jueza Quinta de Distrito en Materia Administrativa concedió la suspensión provisional en un nuevo amparo. Este amparo cuestiona la Ley para la Celebración de Espectáculos Públicos en la Ciudad de México y fue presentado por la asociación “Todas y Todos por Amor a los Toros”. Aunque la Plaza México tiene la posibilidad de impugnar la suspensión provisional, no pudo hacerlo antes del domingo 4 y lunes 5, días en los cuales ya estaban programadas dos corridas, incluida la celebración del aniversario de la Plaza México el 5 de febrero.

Paralelamente a la encrucijada legal sobre si se suspenden o no los espectáculos taurinos en la Plaza México, resurge la antigua controversia que divide opiniones entre aquellos que consideran estos eventos como maltrato animal y quienes los defienden, argumentando una tradición que exhibe arte y cultura desde sus inicios en el siglo XVIII. Sin embargo, la resolución definitiva de esta disputa ideológica no ocurrirá hasta que los espectáculos estén suspendidos de manera permanente, una eventualidad que muchos aficionados reconocen que sucederá. La incertidumbre radica en ¿será a corto o largo plazo?

Como en cualquier tema de interés social, las «figuras públicas» hacen acto de presencia, principalmente para respaldar el rechazo a las corridas de toros con diversas declaraciones en medios digitales y de comunicación. Estas expresiones van desde un simple desacuerdo hasta mensajes dirigidos a representantes populares y gobiernos para que prohíban dicho espectáculo. Pareciera que el simple hecho de tener presencia en los diversos medios los convierte en portavoces de la sociedad o, al menos, de una parte de ella. Estamos viviendo tiempos en los que la concientización entre colegas se busca mediante la imposición y prohibición, fundamentada en la intolerancia de «si no piensas como yo, estás mal» o «si no comprendes que lo bueno o correcto es lo que hago, estás mal». Estamos experimentando una era de puritanismo moral. Lo curioso es que estos puristas no aplican la misma medida en otros temas que son participes.

No pretendo dictar lo que está bien o mal, ni mucho menos abogar por la corrección o incorrección de asistir a las corridas de toros. Lo que quiero resaltar es un problema subyacente llamado prohibición, ya que probablemente evidenciará que la única manera de cambiar la conducta de las personas es a través de esta acción, en lugar de fomentar la conciencia y la reflexión sobre el tema. Sin duda, hay otros temas que podrían caer en la misma categoría, como las narco series, narcocorridos, las redes sociales y el impacto negativo en niños y jóvenes, el tabaquismo, entre otros.

Estar a favor o en contra de los espectáculos taurinos dependerá del grado de información que se posea o, en el mejor de los casos, de los sentimientos y pensamientos individuales. ¿Es malo o bueno? ¿Debería desaparecer o permanecer? ¿El maltrato animal solo se presenta en las corridas de toros? ¿Los defensores de los animales son coherentes en todos los temas similares? La última palabra en este tema la tienen ustedes, pero, joder, evitemos que nos dicten que la única solución es la prohibición.

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