Lugar: Yellowberry

Dirección: Blvd. Luis Donaldo Colosio Murrieta #400. Plaza Emporium.

Horario. 08:00 a 13 horas. De lunes a domingo.

Métodos de pago: Tarjetas bancarias y efectivo.

 

Con los primeros rayos de sol y en una mañana fría de domingo, Babbo y yo nos disponíamos a ir a desayunar. Como es costumbre, el día anterior habíamos estado buscando opciones para almorzar en lugares que fueran explícitamente amigables con las mascotas, ya que me gusta compartir las experiencias culinarias con mi gran amigo.

En esta ocasión, nos tocó visitar el Restaurante Yellowberry. Nos recibieron amablemente, sin embargo, al ver a Babbo, pusieron cara seria, sintiéndome obligado a preguntar si había algún problema por su entrada al lugar. Me respondieron de forma seria: «No, pero en la terraza». Acto seguido, nos dirigimos a una mesa donde no se sintiera tanto el fresco de esa mañana.

La terraza es un espacio techado con mesas limpias, sillas cómodas y sillones acolchonados. Cuenta con protección contra el viento, lo cual resultó especialmente útil ya que ese día se sentía un poco fresco.

A los pocos minutos de que nos indicaron dónde podíamos sentarnos, una mesera se acercó y nos entregó el menú. Pedí un café, que tenía un sabor muy normal, y mientras tanto, notaba una mirada pendiente sobre Babbo, lo cual resultó un poco incómodo. Cabe destacar que nunca me dijeron nada al respecto, solo fue una sensación.

Para desayunar, decidí probar unos chilaquiles con carne asada, bañados en una salsa de chile pasilla, y acompañados de una porción pequeña de frijoles. Las porciones y la presentación de mi plato principal fueron satisfactorias; sin embargo, encontré que estaban un poco desabridos, la salsa carecía de sazón. Al terminar, opté por pedir la cuenta, ya que no me sentí cómodo para pedir algo más.

La atención recibida fue buena, aunque noté que las personas que atendían tendían a agruparse en la entrada. Es importante mencionar que los otros comensales no mostraron ningún gesto de molestia al ver a Babbo sentado a mi lado en un sillón.

En resumen, puedo afirmar que se trata de un lugar agradable, con un servicio de atención satisfactorio y la ventaja de permitir la entrada de mascotas. Sin embargo, no esperen encontrar gestos especialmente amistosos por parte del personal. En cuanto a la comida, los chilaquiles no parecen ser la especialidad de la casa y el café carece de singularidad. El precio rondó los $220, lo cual considero justo. En general, mi experiencia me dejó una impresión bastante neutra, lo que probablemente no me motive a regresar, al menos por los chilaquiles o el café. Será necesario volver para explorar otros platos del menú y así obtener una opinión más completa.

Calificación

Calidad/precio **

Ambiente ****

Servicio **

Alimentos **

Pet Friendly ***** (solo en el acceso)

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