Las instituciones creadas a partir de normas y materializadas con recursos humanos, materiales y presupuestarios pueden ser una incógnita para las personas. Por ejemplo, los tribunales superiores de justicia. Estos parten de un concepto abstracto, la justicia, a la que se le han dedicado muchas discusiones filosóficas y jurídicas, y; sin embargo, se llega a un acuerdo de qué será entendido cómo justicia y cómo deberá aplicarse. También sucede con la democracia. Contamos con instituciones encargadas de “defender” la democracia, hay un organismo electoral nacional, institutos electorales estatales, tribunales especializados en la materia electoral; además, en cada elección se cuentan con miles de personas que realizan actividades relaciones como los funcionarios de casilla, los capacitadores electorales, los comités de conteos rápidos y de los programas de resultamos preliminares, entre otros. En este caso, a pesar de los elementos tangibles que conforman las instituciones como lo son las personas que cuentan los votos, que arman las urnas, que capacitan a los funcionarios de casilla, de las personas consejeras, de las secretarías, de los edificios, de las mamparas, de las boletas, de las sesiones públicas, de los acuerdos y comunicados de prensa, en fin, de todo lo que podemos ver y tocar, muchas personas no conocen el funcionamiento o la necesidad de contar con este tipo de instituciones.
En las mesas de discusión de expertos, se haba mucho de defender las instituciones, de la importancia de los tribunales, de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), del Instituto Nacional Electoral (INE), del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), de la Comisión Reguladora de Energía (CRE), Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE) y de muchos otros organismos e instituciones, tema que ha cobrado mayor relevancia con las reformas constitucionales del llamado “Plan C”. En esas mesas de expertos hacen llamados a proteger y mantener las instituciones que se han construido y se han ido consolidando desde la década de 1990, y a la vez, se han indignado porque los votantes le dieron la mayoría en el Congreso a Morena, PVEM y PT con lo que cuentan con los legisladores suficientes para hacer reformas constitucionales sin negociar con la oposición. La molestia está basada en que los ciudadanos votaron por “destruir” las instituciones, pero ¿los ciudadanos conocen a las instituciones y su relevancia en la vida diaria?
La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ha tenido fallos en favor de la interrupción legal del embarazo, el matrimonio igualitario, seguridad social para trabajadores del hogar, suspensión de proyectos en favor del medio ambiente, información sobre compra de vacunas, juicios con perspectiva de género e interseccionalidad, entre otros, que benefician a la población, pero tal vez el problema está en la difusión y que no se han comunicado de una manera eficiente. Por lo tanto, tenemos a los expertos de siempre hablando de estos temas porque las instituciones no han sido capaces de acercarse a la población en general para darse a conocer, lo primero, y, después, que la gente conozca su trabajo y sus funciones, así como el impacto en la vida diaria.