Lugar: Salón de Locomotora Tres Centurias. Aguascalientes, Ags.
Días: sábado 8 y domingo 9 de junio 2024.
Horario: 11 a 21 horas.
Como parte de mis fines de semana, busco actividades y lugares que pueda compartir con Babbo, mi Yorkshire, quien, aunque muchos no lo crean, identifica perfectamente los sábados y domingos como días de mayores paseos y diferentes. En esta ocasión, en redes sociales estuvieron promocionando un evento de Expo Mascotas, lo que me pareció interesante para que ambos pudiéramos conocerlo. Babbo, aunque socializa mucho, nunca había asistido a un evento de este tipo, sería un reto por la cantidad de mascotas que concurrirían y más porque muchas de ellas llegan en un estado ansioso.
El sábado 8 de junio decidimos ir por la tarde, además que el calor hace que uno prefiera salir. Nos preparamos, Babbo como siempre listo y puesto para cualquier cosa que signifique pasear. En primera instancia, supuse que el evento sería en la Plaza Tres Centurias, y como muchas personas, nos equivocamos: era cruzando las vías.
Después de la travesía de atravesar las vías del tren, sortear los coches que transitan sobre la avenida Gómez Morin y las mascotas (de tamaño mediano y grande) que andaban sueltas, llegamos. Nos recibieron muy amablemente, pero nos encontramos con varias personas en la entrada de la Expo. Me llamó la atención, y pregunté si había un problema para entrar. En la entrada había una persona que señalaba que para acceder nos teníamos que registrar mediante un código QR, lo cual me pareció excesivo. Varias personas se molestaron, mencionando que no traían teléfono; otras comentaban que para qué querían la información. Al ingresar a la página de la Expo, solicitaban como información requerida nombre y apellidos, número telefónico, correo, nombre y fotografía de la mascota. ¿Para qué? ¿Es información que después andará rodando? Algunas personas no quisieron dar esa información y se fueron. Otra persona preguntó para qué la pedían y nadie fue capaz de dar una explicación. Total, me registré, entré y nos anotaron en otra lista, que tampoco me explicaron el motivo de esta. Solo nos pusieron una pulsera roja, en la muñeca y el arnés.
El lugar resultó insuficiente. La cantidad de personas con mascotas era considerable, había poca ventilación y parecía que habíamos entrado a un sauna. Fuimos con la intención de huir del calor, pero bueno. Recorrimos los estantes que ofrecían alimentos, premios, servicios médicos y de seguros para las mascotas. Las personas que ofrecían servicios y alimentos eran muy atentas y amables, explicando en qué consistía lo que ofrecían y dando muestras para que nuestros peludos probaran. Cabe mencionar que cuando llegamos se realizaba al fondo del salón un concurso de disfraces de peludos, lo que ocasionó un pequeño tumulto que dificultaba el tránsito en esa zona, por obvias razones.
Babbo me veía con esa mirada tan peculiar en él, de “avanza”. Al final, con su tamaño, el pobre estaba sorteando personas distraídas y perros grandes que no llegaban de la mejor forma para saludar. Fuimos avanzando y pudimos comprar varias cosas. Una de ellas fue “tráqueas” que son ricas en fósforo y calcio y es una fuente natural de glucosamina y colágeno, perfecta para mantener fuertes las articulaciones. Adicionalmente, después de que las probara Babbo, compramos premios de carne de ternera, galletas de pavo y un pastelito de ternera. Recorrimos varios estantes más, pero el calor, la nula ventilación y la cada vez mayor cantidad de personas y mascotas hicieron complejo caminar.
En resumen, el evento como tal resulta atractivo. Sin embargo, considero que no esperaban que fueran tantas personas con sus mascotas. Mal tino el solicitar como requisito el registro vía web, lo cual propició la aglomeración de personas y disgusto por la información que solicitaron. El lugar tenía poca ventilación y resulto pequeño para la cantidad de personas y mascotas que asistieron, lo que no permitía un tránsito adecuado para todos. No había quien vigilara si una mascota se ponía inquieta con otra. Es importante destacar que la mayoría de las personas tienen dificultades para controlar a sus peludos y solo los dejan “ser”, como me dijo una señora que llevaba un precioso ejemplar de viejo pastor inglés, el cual iba ladrando a todo lo que se encontraba. Se acercaba de manera amenazante a peludos y humanos y la persona en cuestión, riéndose, decía: «No hace nada, quiere jugar». Cuando nos demos cuenta de que ese tipo de comportamientos en algún momento puede propiciar una pelea entre peludos o personas, será mejor la convivencia.
¿Valió la pena asistir? Sí, fue una nueva experiencia y siempre será bueno que nuestro estado cuente con diversos eventos, y más si se trata de que vayan nuestros grandes compañeros, pero también deben mejorar en organización y calidad. De otra forma, las personas dejaremos de ir.
Calificación
Organización e información ***
Ambiente ***
Lugar ***
Estantes ****