Aquello que decidimos no compartir con nadie o revelar solo a unos pocos se conoce como secreto. Para algunos, guardar secretos es una falta de honestidad; para otros, forma parte de la intimidad, generando juicios sociales. ¿Quién no tiene secretos? ¿Quién no ha guardado uno?
Las relaciones sociales dependen del conocimiento mutuo entre las personas, lo que influye en la importancia que se otorga a la verdad y su impacto en los vínculos. Sin embargo, en el proceso de socialización, las percepciones de la realidad pueden variar, e incluso derivar en mentiras.
Es fundamental contar con una definición que sirva como referencia común para todos. Según el Diccionario de la lengua española, un secreto es una «cosa que cuidadosamente se tiene reservada y oculta.»
Desde una perspectiva sociológica, el secreto puede entenderse como una práctica social en la que uno o varios actores, en una situación determinada, evitan, limitan o modifican la comunicación de cierta información (acción, pensamiento, sentimiento, entre otros) a otros actores durante un período de tiempo, utilizando diversas tácticas que implican un esfuerzo deliberado.*
El poder de guardar uno o varios secretos radica en la decisión de no revelarlos. Sin embargo, la razón para mantenerlos ocultos puede generar tanto satisfacción como sufrimiento. No es lo mismo esconder algo por miedo o vergüenza al juicio social que hacerlo para mantener separados distintos roles en la sociedad.
Existe un cierto placer en preservar la privacidad, en la sensación de estar protegido de las miradas y la observación de los demás.
Hay dos clases de secretos: los secretos que se saben que son secretos y los secretos que se ignoran y no se saben que existen. Estos últimos pueden no descubrirse nunca y acontecerán como algo inexistente, aunque no lo hayan sido. **
El secreto no es necesariamente malo ni implica necesariamente el lado oscuro e impuro de la moral y de la ética. En ocasiones es al revés, pues depende de quién se encuentre en cada lado. A veces, el secreto protege a los débiles, los excluidos, los pobres, los revolucionarios, los salvadores, los justos y los que quieren combatir a los corruptos, los privilegiados, los violentos y los exterminadores. Luego, hay secretos buenos y malos, pero esto depende de los códigos éticos.**
Los secretos forman parte de lo que la sociedad y diversas culturas consideran como “vida privada” y, en conjunto, contribuyen a definir este concepto. Todos poseemos una vida privada, pues es difícil suponer que nuestra cotidianidad sea completamente transparente y accesible para los demás.
Siempre habrá conductas y acciones que reservamos para nosotros mismos, no necesariamente porque sean negativas, sino porque, de manera inconsciente, forman parte natural de nuestra experiencia diaria que solo nos atañe a nosotros y que no queremos compartir.
Un estudio reciente, dirigido por Amit Kumar, profesor de marketing y psicología en la Universidad de Texas (EE. UU.) y graduado de la Universidad de Harvard, encontró que las personas ocultan información sobre sí mismas porque sobrestiman la reacción de los demás.
En general, las personas buscan preservar una imagen positiva de sí mismas. Por ello, asumen que compartir información considerada negativa podría perjudicar su percepción social, lo que las lleva a creer que los demás también la interpretarán de manera desfavorable.
En un estudio realizado en 2019, Slepian y Moulton-Tetlock descubrieron que compartir un secreto con otra persona puede, en algunos casos, generar alivio emocional.
Por otro lado, en una investigación previa (Slepian et al., 2017), los autores identificaron 38 tipos de secretos que las personas suelen guardar. A continuación, se presentan los diez más comunes:
- Pensamientos extrarrelacionales: relaciones románticas o sexuales con alguien que no es tu pareja actual.
- Comportamiento sexual: actividades sexuales (como pornografía, masturbación, fetiches)
- Mentir: sobre cualquier cosa que no se haya descrito en esta lista.
- Deseo romántico: enamoramiento – desear relaciones con alguien con quien aún no estás casado / en pareja.
- Violación de la confianza: revelar información confidencial, revisar los mensajes de alguien, tomar prestado algo sin decirle a una persona, etc.
- Robo.
- Infidelidad emocional: involucrarte emocionalmente, coquetear con alguien o desarrollar una amistad íntima, más allá de tus relaciones primarias.
- Ambición o meta: que no compartes con nadie más.
- Detalle de la familia: integrantes de la familia que elegiste no contar.
- Secreto financiero: detalle sobre finanzas o dinero que no le cuentes a otros. (cuenta bancaria oculta, ganar menos de lo que dices, pagos de hipoteca, herencias, etc.)
Los secretos representan un espacio personal en el que resguardamos aquellas experiencias o información que elegimos no compartir. Lo verdaderamente interesante es entender las razones que nos llevan a ocultarlos.
¿Y ustedes? ¿Tienen secretos? ¿Alguna vez les han descubierto alguno? ¿Cuál es su mayor secreto?
Bibliografía
* Gallego Dueñas, Francisco Javier. El secreto de los cuerpos y el cuerpo del secreto. Daimon. Revista Internacional de Filosofía, Suplemento 5 (2016). Pág. 408
** Labourdette, Sergio. Secreto y poder en la vida social. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Argentina.