Prólogo: El Escenario Está Preparado
La edición de 2025 del Giro de Italia, una carrera ciclista anual por etapas celebrada principalmente en Italia, se acercaba a su dramático desenlace. La Etapa 20, programada para el sábado 31 de mayo de 2025, se perfilaba como el enfrentamiento montañoso decisivo, un recorrido de 205 kilómetros desde Verrès en el Valle de Aosta hasta Sestrière en el Piamonte. Esta penúltima etapa, clasificada con una abrumadora dificultad de cinco estrellas, prometía ser una verdadera apoteosis para los contendientes de la clasificación general. El ambiente estaba cargado de expectación, ya que era el último día de competición real para los hombres de la CG antes de la llegada mayormente ceremonial a Roma.
Al inicio de la Etapa 20, la joven sensación mexicana Isaac del Toro (UAE Team Emirates-XRG) vestía la codiciada maglia rosa, una prenda que había defendido desde el final de la Etapa 9. Su liderazgo no solo fue un hito personal, al convertirlo en el primer ciclista mexicano en liderar el Giro, sino que también desató una fiebre ciclista sin precedentes en su país natal, con el apoyo público incluso de figuras como la Presidenta Claudia Sheinbaum. La ventaja de Del Toro era precaria: apenas 43 segundos sobre Richard Carapaz (EF Education-EasyPost), mientras que Simon Yates (Team Visma | Lease a Bike) se mantenía a una distancia más considerable, pero aún amenazante, de 1 minuto y 21 segundos. La Etapa 19 había permitido a Del Toro consolidar ligeramente su ventaja al terminar segundo detrás del ganador de la escapada, Nicolas Prodhomme, sumando 2 segundos de bonificación sobre Carapaz. A pesar de su juventud, con solo 21 años, Del Toro había demostrado una madurez notable y un gran orgullo por el trabajo de su equipo.
La presión inherente a vestir la maglia rosa en un debut en una Gran Vuelta, especialmente para un ciclista tan joven, puede ser inmensa. El fervor nacional y las expectativas generadas en México, que se manifestaron incluso en el ámbito político, añadieron una capa adicional de exigencia. Esta carga psicológica puede influir sutilmente en la toma de decisiones en momentos críticos, llevando a un enfoque más defensivo o cauteloso, donde la prioridad es la defensa del liderato en lugar de buscar movimientos agresivos para ganar la carrera. Esta dinámica estableció el telón de fondo para los errores tácticos que se desarrollarían. El mundo del ciclismo sabía que la Etapa 20, con la inclusión del icónico Colle delle Finestre, era la etapa asesina que decidiría el Giro. Carapaz, un corredor experimentado en la tercera semana de las Grandes Vueltas, se negaba a renunciar a su sueño del Giro, afirmando: «Todos sabemos lo duro que es el Colle delle Finestre». El escenario estaba listo para una batalla monumental, con las predicciones apuntando a un enfrentamiento feroz entre los contendientes de la clasificación general.
La constante caracterización de la Etapa 20 como la etapa asesina, decisiva y apoteósica no es solo una descripción, sino un elemento narrativo que moldea la carrera misma. Esta significación preestablecida crea una obligación para los contendientes de la CG de atacar en la Finestre, casi independientemente de su forma actual o de los matices de la situación de carrera. El precedente histórico del ataque de Chris Froome en la Finestre en 2018 refuerza esta expectativa de un movimiento dramático y ganador de la carrera en esta subida específica. Esto puede llevar a los ciclistas a superar sus límites o a realizar apuestas tácticas que evitarían en una subida menos icónica o decisiva, contribuyendo directamente al alto drama y al potencial de resultados inesperados.
I. El Guantelete Alpino: Recorrido y Terreno
La Etapa 20 se extendió a lo largo de 205 kilómetros con un asombroso desnivel acumulado de 4.500 metros, lo que la convirtió en una de las etapas más largas y exigentes del Giro. La ruta desde Verrès hasta Sestrière comenzó de forma relativamente llana, permitiendo al pelotón conservar energía antes de que comenzaran los verdaderos desafíos. Las subidas aumentaron progresivamente en dificultad. La primera ascensión importante fue el Colle del Lys, una subida de casi 14 kilómetros con una pendiente media ligeramente inferior al cinco por ciento.
Tras un descenso y un tramo de valle, los corredores se enfrentaron al punto culminante absoluto del día: el Colle delle Finestre. Esta subida gigante tiene aproximadamente 18,8 kilómetros de longitud, con una pendiente media constante de entre el nueve y el diez por ciento, alcanzando el 14% en algunas secciones. La característica más notoria es su tramo final de 9,5 kilómetros, que es de grava sin pavimentar. Esta sección de grava, aunque suave y preparada, presenta un desafío único en comparación con el asfalto. La Finestre también sirvió como la Cima Coppi, el punto más alto del Giro de 2025, coronando a 2.197 metros sobre el nivel del mar. Después de un descenso técnico y rápido desde la Finestre por asfalto , el desafío final fue la subida a Sestriere. Esta ascensión, aunque larga, fue menos pronunciada que la Finestre, con una media de alrededor del cinco por ciento y aplanándose hacia la meta.
El tramo de grava de 9,5 km del Colle delle Finestre es más que un simple cambio de superficie; constituye un elemento táctico significativo. Aunque se describe como manejable, exige habilidades diferentes en el manejo de la bicicleta, puede provocar pinchazos y requiere una entrega de potencia distinta en comparación con el asfalto liso. Este desafío único puede favorecer a los ciclistas con fortalezas específicas en terrenos irregulares o a aquellos más hábiles en la gestión de su esfuerzo en una superficie impredecible. Introduce un elemento de caos e incertidumbre, convirtiéndolo en un lugar idóneo para un ataque decisivo, ya que puede amplificar la fatiga y exponer debilidades de manera más efectiva que una subida pavimentada. Esta fiesta de la grava fue un ingrediente crucial en el drama del día.
El Colle delle Finestre, a menudo traducido como Paso de las Ventanas, posee una rica historia más allá del ciclismo. Fue construido originalmente como una carretera militar en 1890 por el Cuerpo de Ingenieros del Ejército del Reino de Italia con el propósito de facilitar el rápido movimiento de tropas entre los valles de Chisone y Susa. El Fuerte del Colle delle Finestre, situado en la cumbre, subraya aún más su importancia estratégica. Su pendiente constante fue diseñada para que los caballos pudieran arrastrar cañones, lo que lo convirtió en una subida de grado militar. La carretera fue clasificada como inútil y de difícil mantenimiento después de la Segunda Guerra Mundial, lo que llevó a su abandono y posterior estado de grava, que ahora la convierte en una delicia para una bicicleta de gravel. Dentro de la tradición del Giro de Italia, la Finestre ha sido escenario de batallas legendarias desde su primera inclusión en 2005. En particular, el audaz ataque de Chris Froome en 2018 en esta misma subida le valió el título del Giro, consolidando su reputación como un lugar donde se ganan las carreras. Se describe como una bestia y una leyenda» por derecho propio.
La reputación del Colle delle Finestre como una subida legendaria donde nadie ha bajado de la hora y su comparación con la Gran Muralla China crea una formidable barrera psicológica. Esta percepción significa que los ciclistas y los equipos la abordan con una mayor sensación de temor y oportunidad. Fomenta ataques agresivos y de todo o nada porque se considera el lugar donde se puede marcar una diferencia definitiva. Este peso psicológico puede llevar a los ciclistas a superar sus límites físicos o a realizar apuestas tácticas que no harían en una subida menos icónica, contribuyendo directamente a la lucha inhumana y al potencial de resultados dramáticos en la clasificación general. El clima para la Etapa 20 fue soleado con temperaturas que alcanzaron los 27°C en los valles. Aunque aparentemente favorable, tales temperaturas en los valles pueden traducirse en un estrés térmico significativo en subidas largas y empinadas, especialmente en altitud, lo que podría afectar el rendimiento de los ciclistas y las estrategias de hidratación, añadiendo otra capa de desafío a una etapa ya de por sí agotadora.
II. La Batalla Se Despliega: Narrativa de la Carrera
Como se anticipaba para una etapa con un perfil de clasificación general tan exigente, se formó una escapada temprana, buscando aprovechar el día mientras los contendientes de la CG se marcaban mutuamente. De este numeroso grupo de fuga, Chris Harper (Team Jayco AlUla) lanzó un ataque decisivo en la Finestre, logrando una victoria en solitario, la más importante de su carrera. Cruzó la meta en 5:27:29. Alessandro Verre (Arkea-B&B Hotels) terminó segundo, 1 minuto y 49 segundos detrás de Harper. La victoria de Harper fue un testimonio de su fuerza y su buen momento, lo que le permitió reclamar el premio Cima Coppi por alcanzar el punto más alto del Giro.
Los primeros cien kilómetros permitieron al pelotón conservar sus fuerzas, pero la tensión era palpable a medida que la carrera se acercaba a la Finestre. Todas las miradas estaban puestas en Del Toro, Carapaz y Yates, sabiendo que esta subida sería donde se decidiría el Giro. El inicio llano y las subidas graduales del Colle del Lys sirvieron de preludio, una calma antes de la tormenta, antes de la verdadera apoteosis de la Finestre.
Aproximadamente a 42 kilómetros de la meta, al inicio del Colle delle Finestre, Richard Carapaz, fiel a su naturaleza agresiva y a su mentalidad de ganar o morir, lanzó su primer ataque significativo. Isaac del Toro, a pesar de la presión, respondió rápidamente, aferrándose a la rueda de Carapaz en un esfuerzo decidido por defender su maglia rosa. Este impulso inicial creó una brecha entre ellos y el resto del grupo de la CG , preparando el escenario para los dramáticos acontecimientos que se desarrollaron.
Lo que siguió fue un enfrentamiento crítico y ampliamente debatido entre Del Toro y Carapaz. A medida que Simon Yates, quien inicialmente se había quedado rezagado, logró reincorporarse al dúo líder de manera notable, se produjo un estancamiento táctico. Del Toro, con una ventaja de 43 segundos sobre Carapaz al inicio de la etapa , y de 1:21 sobre Yates , aparentemente consideró que su ventaja sobre Yates era suficiente. Se negó a colaborar con Carapaz, esperando que el ecuatoriano, quien estaba detrás de él en la clasificación general, hiciera todo el trabajo. Carapaz, a su vez, no estaba dispuesto a llevar a Del Toro hasta la victoria, especialmente después de la percibida falta de cooperación de Del Toro en etapas anteriores. Esta negativa mutua a cooperar resultó en una pérdida significativa de tiempo para ambos corredores, descrita como una clase magistral de desastre desde la perspectiva del UAE. Carapaz fue mordaz con la actuación pasiva de Del Toro, afirmando: «Podríamos haber sido los más fuertes, pero no los más inteligentes. Al final, ha perdido el Giro, no supo correr bien, y ganó el ciclista más inteligente». La perspectiva de Del Toro era que él «no trabajó solo y luego en la última subida puedes venir y simplemente pasarme», lo que resalta su mentalidad defensiva contra Carapaz. Este punto muerto táctico creó la oportunidad perfecta para su rival.
La decisión de Del Toro de no colaborar activamente con Carapaz, a pesar de llevar la maglia rosa, y la renuencia de Carapaz a tirar de Del Toro, surgieron de una rigidez táctica y una profunda desconfianza mutua. La justificación de Del Toro revela un enfoque en la defensa de su posición actual frente a Carapaz en lugar de neutralizar colaborativamente la amenaza mayor de Yates. Esta postura defensiva, junto con el enfoque de ganar o morir de Carapaz, creó un vacío que Yates explotó sin piedad. Esto demuestra que en los momentos culminantes de una Gran Vuelta, una estrategia puramente defensiva, especialmente cuando un tercero sigue siendo un factor, puede ser fatal. El «enfrentamiento» fue una herida autoinfligida tanto para Del Toro como para Carapaz, lo que pone de manifiesto la importancia de la cooperación dinámica incluso entre rivales cuando hay un premio mayor en juego.
Aprovechando la vacilación y los errores tácticos de Del Toro y Carapaz, Simon Yates, quien había luchado en la Etapa 19 y comenzó la Etapa 20 a 1:21 de Del Toro , lanzó su movimiento decisivo. A pesar de haberse quedado rezagado al principio en la Finestre, se reincorporó al dúo y luego esperó el momento oportuno. Su ataque en la Finestre fue implacable, lo que le permitió ganar más de cuatro minutos solo en la subida. Coronó el puerto con una ventaja de 1:40 sobre Del Toro y Carapaz. Yates luego se unió a su compañero de equipo Wout van Aert y siguió hasta la meta , mostrando una carrera inteligente y consciente que finalmente selló su victoria en el Giro.
Carapaz afirmó explícitamente que Del Toro no supo correr bien y que ganó el ciclista más inteligente. Del Toro, con 21 años, estaba en su debut en una Gran Vuelta, mientras que Yates, siendo mayor y habiendo experimentado numerosos contratiempos, estaba consciente de los juegos mentales de Carapaz y corrió a su propio ritmo. Esto destaca que las batallas de la clasificación general en las Grandes Vueltas no son meras contiendas físicas, sino una intensa guerra psicológica. La juventud e inexperiencia de Del Toro en la gestión de las expectativas de los rivales, los faroles tácticos y su propia energía en una situación de tanta presión resultaron costosas. Su posterior reflexión sobre aprender a ser más inteligente indica un reconocimiento de estos juegos mentales y la necesidad de una mayor madurez estratégica. Esta etapa sirve como un poderoso estudio de caso de cómo la fortaleza mental y la experiencia pueden superar el talento físico puro en los momentos decisivos de una Gran Vuelta.
II. Una Corona Forjada en Grava: Las Consecuencias
Los errores tácticos en el Colle delle Finestre reconfiguraron irrevocablemente el Giro de Italia 2025. Simon Yates, quien había comenzado el día en tercer lugar y a 1:21 de Del Toro , ejecutó un cambio asombroso para apoderarse de la maglia rosa. Terminó la etapa con una ventaja de casi cuatro minutos sobre Del Toro , asegurando efectivamente su triunfo que definiría su carrera, salvo un desastre en la etapa final ceremonial en Roma. Yates, visiblemente emocionado y sin palabras, rompió a llorar en la meta, un testimonio de la magnitud de su logro y la culminación de años de esfuerzo y contratiempos. Había anhelado durante mucho tiempo la victoria en el Giro, especialmente después de que Chris Froome le negara en 2018 en esta misma subida.
Para Isaac del Toro, la Etapa 20 fue un día desgarrador. El joven mexicano, que había vestido la maglia rosa durante 11 etapas y cautivado a su nación , perdió el liderato de la clasificación general. Terminó la etapa 7 minutos y 10 segundos detrás de Harper , perdiendo un tiempo significativo con Yates. A pesar de la aplastante derrota, Del Toro subió al podio como líder de la clasificación de jóvenes, asegurando la maglia bianca. Expresó un inmenso orgullo por su rendimiento, reconociendo la tristeza de perder la maglia rosa pero resolviendo volver más fuerte y más inteligente. También mencionó que su equipo lo había preparado mentalmente para un momento así, aunque no anticipaba que fuera tan ajustado.
Richard Carapaz, quien había sido el rival más cercano de Del Toro al comienzo del día, terminó tercero en la clasificación general. Sus tácticas agresivas en la Finestre, aunque inicialmente efectivas para aislar a Del Toro, finalmente resultaron contraproducentes debido a la falta de cooperación. Carapaz fue brutalmente honesto en su evaluación, afirmando: «Podríamos haber sido los más fuertes, pero no los más inteligentes. Al final, ha perdido el Giro, no supo correr bien, y ganó el ciclista más inteligente». Mantuvo su enfoque de ganar o morir, no dispuesto a comprometer sus posibilidades al tirar de Del Toro, lo que refleja la naturaleza de alto riesgo de su rivalidad.
La ventaja de 1:20 de Del Toro sobre Yates al comienzo de la etapa y su decisión de priorizar el marcaje de Carapaz sobre la cooperación para neutralizar a Yates resultaron ser el error decisivo. Su creencia de que la ventaja era suficiente resalta un error de cálculo crítico de la forma y determinación de Yates, y el riesgo inherente de una batalla táctica a dos bandas que abre la puerta a un tercer contendiente. Esto subraya que, incluso con una fuerza física superior (como Del Toro probablemente tenía frente a Carapaz ese día), una Gran Vuelta se puede perder debido a la inflexibilidad estratégica y la subestimación de los rivales.
Las diferencias de tiempo en la Etapa 20 fueron decisivas. La ganancia de Yates de más de cuatro minutos solo en la Finestre y su ventaja de 1:40 sobre Del Toro y Carapaz en la cima fueron insuperables. Al final, Yates terminó la etapa 1:57 detrás del ganador de la etapa, Harper , pero, lo que es crucial, había ganado un tiempo significativo sobre sus rivales de la CG. La clasificación general final después de la Etapa 20 vio a Yates liderando a Del Toro por 3:56 y a Carapaz por 4:43. Esto selló efectivamente el Giro, transformando la etapa final de Roma en una procesión ceremonial.
Las emociones crudas mostradas por Yates (lágrimas de incredulidad ) y Del Toro (tristeza, orgullo, resolución de aprender ) elevan esta etapa más allá de un mero evento deportivo. Para Yates, fue la redención después de años de contratiempos y una pasada decepción en el Giro. Para Del Toro, fue una experiencia brutal pero invaluable que moldeará su futura carrera. Sus reflexiones maduras sobre volver «más inteligente» sugieren que esta derrota será un momento fundamental en su desarrollo. Esta etapa será recordada no solo por el resultado, sino por las profundas historias humanas de triunfo, desilusión y crecimiento, consolidando su lugar en la historia del ciclismo como un momento crucial para los tres protagonistas.
III. Reacciones y reflexiones de los corredores:
- Simon Yates: «Todavía estoy un poco sin palabras por haber podido hacerlo». Admitió que «nunca creyó realmente hasta el último momento» y no pudo contener las lágrimas. Su compañero de equipo Chris Harper estaba «casi más feliz de verlo de rosa que de ganar la etapa» , lo que resalta el fuerte vínculo del equipo y el triunfo compartido.
- Isaac del Toro: A pesar de la profunda decepción, mostró una madurez notable. «A los 21 años y estando en el equipo en el que estoy, creo que tengo que estar orgulloso de todo lo que he hecho. He estado en el juego toda la carrera…. Volveré con más hambre y más inteligente que las últimas 3 semanas». Reconoció que «todos habrían cambiado algo de ayer», pero que tuvo que tomar decisiones rápidas en el momento. Se sintió «súper decepcionado» pero optó por no llorar ante la cámara, enfatizando su compromiso con sus compañeros de equipo.
- Richard Carapaz: «Lo di todo durante 3 semanas, no cambiaría nada» , reforzando su implacable búsqueda de la victoria. Su evaluación directa de las tácticas de Del Toro subrayó lo mucho que estaba en juego y la naturaleza competitiva de las carreras de Grandes Vueltas.
- Comentaristas: La simpatía por Del Toro se mezcló con críticas a sus tácticas (por ejemplo, Geraint Thomas ). El dramático cambio se resumió con la sensación de que la «maldición de RaboFail finalmente se ha levantado» para el equipo de Yates, reemplazada por un «¡UuAAaEeeerrgh!?» para el UAE , lo que refleja el resultado inesperado e impactante.
IV. Ecos de las Montañas: Tradiciones Locales
El viaje de Verrès a Sestrière atravesó regiones impregnadas de mitos y leyendas ancestrales, añadiendo una capa mística a la brutal contienda atlética. Verrès, situada en el Valle de Aosta, es conocida por su histórico carnaval, que recrea eventos de 1450 en el antiguo castillo, donde Catalina de Challant bailó con los lugareños. El Valle de Aosta en sí es una tierra de folclore cautivador, desde el Milagro de Machaby, que involucra a una bruja malvada y un diablo, y la intervención milagrosa de la Madonna delle Nevi (Nuestra Señora de las Nieves) , hasta la melancólica Leyenda del Lago Azul, donde la pirámide del Matterhorn se refleja en aguas de un azul intenso, evocando un cuento de pastores codiciosos y un misterioso viajero. Cuentos de hadas, dragones y serpientes gigantes también pueblan las narrativas locales, con el Pont de Massoere y la Borna du Diable cerca de Brusson. Se dice que las montañas de la región, como el Monte Bianco, son prisiones eternas para los espíritus malignos, desterrados por monjes o cubiertos por una capa de nieve blanca pura.
La integración del rico folclore local, con sus brujas, dragones, espíritus y lagos mágicos, junto con el intenso drama deportivo, crea una narrativa convincente que trasciende el mero reportaje deportivo. Los antiguos relatos de luchas contra fuerzas sobrenaturales o el triunfo del bien sobre el mal pueden interpretarse como paralelos metafóricos a las batallas de los ciclistas contra las montañas y entre sí. Por ejemplo, el Milagro de Machaby o las Masche pueden verse como ecos de los giros inesperados y los esfuerzos aparentemente sobrehumanos presenciados en la carrera. Esta integración añade una dimensión cultural y humana más profunda, haciendo que la lucha física de los ciclistas se sienta como parte de una narrativa más amplia y atemporal del esfuerzo humano contra fuerzas naturales y percibidas como místicas.
A medida que la carrera se adentraba en el Piamonte hacia Sestriere, la presencia de las Masche —figuras misteriosas que representan brujas o espíritus femeninos con poderes mágicos— cobraba gran importancia en la creencia local. Estas Masche, a menudo descritas como mujeres mayores capaces de transformarse en animales, volar y lanzar hechizos, pueden ser tanto benévolas como malévolas, dependiendo de las historias y circunstancias. La leyenda de la Masca Micilina, una bruja que aterrorizaba a los aldeanos en las Langhe, es un ejemplo destacado. El escarpado paisaje de la región ha estado asociado durante mucho tiempo con estos antiguos relatos, donde las montañas no son solo barreras físicas, sino también hogares de criaturas míticas y lugares de antiguas luchas, que recuerdan la cualidad de Tierra Media de los Dolomitas.
Más allá del folclore ancestral, el Colle delle Finestre ha forjado su propia leyenda moderna dentro del mundo del ciclismo. Su nombre, posiblemente derivado de «finestra» (ventana) por sus vistas panorámicas sobre los valles de Susa y Chisone, o incluso una bastardización del francés «fin de terre» (fin de la tierra) , encapsula perfectamente su carácter aislado y dramático. Es una subida que hace palidecer a casi todas las demás, una París-Roubaix de altitud con sus tramos de grava , y un lugar donde aficionados locos se reúnen para crear un pelotón de fiesta. Esta mezcla de historia militar, brutalidad natural y drama ciclista ha cimentado su estatus como una de las subidas más veneradas y temidas del Giro, un verdadero creador de mitos modernos.
El Colle delle Finestre, con su historia militar y su estatus legendario, funciona como una arena mítica moderna. Así como las leyendas antiguas explicaban los orígenes del paisaje y las luchas humanas , la Finestre explica y da forma a la narrativa del Giro. Es el lugar donde la historia dio un vuelco, donde los sueños se pierden y se ganan. Esta subida no es solo un obstáculo físico; es un personaje en la historia del Giro, un crisol donde se forjan héroes y se deciden destinos. La memoria colectiva de los dramas pasados del Giro en sus laderas (por ejemplo, Froome en 2018) la imbuye de un sentido de destino, transformando la contienda atlética en un cuento épico que resuena con el folclore ancestral de batallas y transformaciones de la región.
Conclusión: Un Giro para la Historia
La Etapa 20 del Giro de Italia 2025 fue una lección magistral en las carreras de Grandes Vueltas, demostrando que la victoria depende no solo de la destreza física, sino también de la astucia táctica y la resiliencia psicológica. El enfrentamiento entre Isaac del Toro y Richard Carapaz en el Colle delle Finestre sirvió como una dura lección sobre los peligros de la inflexibilidad táctica y la desconfianza mutua, lo que finalmente le costó a Del Toro la maglia rosa. Simon Yates, con su paciencia calculada y su ataque implacable, capitalizó esta vacilación, demostrando que el ciclista más inteligente a menudo prevalece en escenarios de tan alto riesgo. La etapa fue un crisol de emociones puras, desde las lágrimas de incredulidad y redención de Yates hasta la desgarradora pero madura aceptación de la derrota de Del Toro y su firme promesa de aprender y regresar más inteligente.
La etapa Verrès-Sestrière, con su icónico Colle delle Finestre, quedará grabada para siempre en la historia del Giro como el día en que la carrera dio un vuelco. Fue un día que desafió las expectativas, un testimonio de la naturaleza impredecible del ciclismo de Grandes Vueltas, donde una ventaja aparentemente cómoda puede desvanecerse en la alta montaña. Esta etapa no solo coronó a un nuevo campeón en Simon Yates, sino que también ofreció una profunda narrativa de aprendizaje y crecimiento para Isaac del Toro, marcándolo como un futuro contendiente de Grandes Vueltas. El Giro de Italia 2025, decidido en medio de las antiguas leyendas y las brutales pendientes de los Alpes piamonteses, será recordado como un verdadero Giro para la historia, una emocionante combinación de esfuerzo atlético, ajedrez estratégico y profundo drama humano.