2 mins read

Los datos somos todos

¿Para qué usamos los datos? Comúnmente, cuando escuchamos la palabra «datos» vienen a nuestra mente números y en grandes cantidades. Creemos que los datos son los que existen en servidores que parecen sacados de películas de ciencia ficción, resguardados por filtros de seguridad altamente tecnológicos; sin embargo, todas las personas generamos datos todos los días.

Si bien los datos estructurados no existen en la naturaleza, sí los obtenemos de ella. Los seres humanos construimos los datos, aunque estos provienen de fenómenos –naturales y sociales – observables. Haciendo la simple comparación de magnitudes, diferencia entre tamaños, ya sabemos cuál es más grande o pequeño, del mismo tamaño. Desde la concepción básica de los números, empezamos a generar datos: numeramos, obtenemos cantidades de cualquier unidad. Sabemos la cantidad de elementos que hay. Con base en este conteo podemos decidir sí es mucho o poco de tal elemento, hacer comparaciones entre elementos. A partir de esto, categorizamos y agrupamos: separamos por características similares.

Antes de salir de casa y decidir si llevar un paraguas, hacemos análisis de datos: observamos el cielo, recordamos el pronóstico del clima, nos acordamos si en esa época es usual que llueva, consideramos la estación y otras experiencias previas. Con base en toda esta información (que cada una sería una variable) tomamos una decisión. Aunque no siempre seamos conscientes de ello, hacemos un ejercicio cotidiano de análisis de datos para reducir la incertidumbre y los riesgos, como en este caso, mojarnos por la lluvia. En contextos más complejos, como el sector gubernamental los datos permiten diseñar políticas públicas y mejorar la vida de la población. Saber el número de personas que usan el transporte público, en qué dirección, a qué hora, entre otras, se refleja en decisiones que afectan la vida de miles de personas. En estos casos, la cantidad, calidad e interpretación rigurosa de los datos son fundamentales. 

Es importante remarcar que los datos por si solos no dicen nada, por lo que es necesario contextualizarlos. ¿Cincuenta manzanas son muchas o pocas? Depende de para qué queramos las manzanas: para hacer un pay, para compartir con un grupo: de qué tamaño es el grupo; para cargar en una sola mano, etcétera. Una cifra puede ser alarmante o insignificante dependiendo del marco de comparación. 

El análisis de datos no se limita al ámbito científico, académico o gubernamental: está presente en la vida diaria de todas las personas. Este se refleja en decisiones, que podrían parecer triviales; sin embargo, impactan en nuestro desarrollo personal, social, económico, político, sentimental, comercial, entre otros. Los datos están presentes en cada aspecto de nuestra vida. No son exclusivos de computadoras avanzadas ni expertos pues todos los generamos, interpretamos y usamos, aunque no nos demos cuenta. Por ellos, además de aprender a leer y escribir, es fundamental aprender a interpretar los datos. La alfabetización estadística nos ayuda a tomar mejores decisiones y ampliar nuestro conocimiento para no ser engañados por gráficas manipuladas, cifras sin contexto o información falsa. Además, nos empodera como ciudadanos exigiendo mayor rendición de cuentas y cuestionar lo que presentan los medios. Entenderlos, cuestionarlos y usarlos nos convierte en personas más conscientes y capaces de incidir en nuestro entorno. Por esto, aprovechemos todas las fuentes de información que generan datos estructurados y confiables.

Deja una respuesta

Your email address will not be published.

Previous Story

Derechos de la comunidad LGBTTTIQ+ y la conmemoración del mes del orgullo en junio

Latest from Blog