Uno de los momentos especiales para aquellas personas y parejas que han venido compartiendo su vida afectiva y emocional es cuando deciden vivir juntos o casarse. Existen concepciones diversas que no necesariamente son compartidas por todos. Por un lado, habrá quienes supongan y/o crean que esta unión será para toda la vida, mientras que, por otro lado, habrá quienes consideren que su permanencia dependerá de cómo se presente la vida. Sin embargo, es importante destacar que, según los recientes índices de divorcios, estas rupturas están en aumento.
De acuerdo con la Real Academia Española, la definición de divorcio es “disolver o separar, por sentencia, el matrimonio, con cese efectivo de la convivencia conyugal”. Por su parte, el Código Civil Federal, en su artículo 266, establece que el divorcio disuelve el vínculo del matrimonio y deja a los cónyuges en aptitud de contraer otro.
Ahora bien, para llevar a cabo el divorcio, debe existir una causa, que será el motivo expresado por la o las partes interesadas para disolver el vínculo matrimonial, de acuerdo con lo estipulado en el Código Civil de la entidad federativa que corresponda. Según el INEGI, las principales causas de divorcio a nivel nacional fueron: el divorcio incausado (voluntario unilateral), con 65.9 % (98,653), seguido por el divorcio de mutuo consentimiento, con 32.7 % (48,977), y finalmente, la separación del hogar conyugal por más de un año, con o sin causa justificada, con 0.43 % (644). *
Divorcios por entidad federativa según principales causas
En Aguascalientes, resulta muy interesante observar que los casos de divorcio incausado son abismalmente mayores que los correspondientes a mutuo consentimiento.
Desde 2011 a 2019 el número de divorcios en México se ha incrementado de manera constante, sin embargo, en 2020 a raíz de la pandemia de la COVID-19 se registra una disminución considerable, pero en 2021 se vuelven a incrementar los divorcios a nivel nacional.
En este sentido, el análisis de las relaciones de pareja abarca diversas cuestiones fundamentales, como la valoración del funcionamiento de la pareja, centrándose especialmente en aquellas variables que pueden incidir en su estabilidad y en la satisfacción de cada uno de sus integrantes. Además, de buscar identificar y describir las tendencias relacionadas con la formación y desintegración de las parejas.
En el ámbito social, familiar y psicológico, el divorcio provoca en una o ambas partes una ruptura brusca del entorno social de la pareja, lo que genera un desafío emocional y económico, especialmente cuando hay hijos involucrados. Las rápidas transformaciones estructurales que han ocurrido en las familias reflejan su creciente capacidad de adaptación a las múltiples evoluciones sociales que se suceden en su entorno más inmediato.
En la sociedad moderna, existen diversas posiciones con respecto al divorcio. Por un lado, hay quienes argumentan que no puede ser visto como reflejo de una crisis del matrimonio, sino más bien como un signo de la gran importancia que el matrimonio ha adquirido. Esto se debe a que la mayoría de los individuos son más exigentes en sus demandas de satisfacción matrimonial que en sociedades más tradicionales. Actualmente, las parejas se divorcian porque dan una gran importancia al matrimonio en sus vidas y no pueden soportar una relación fracasada. Exigen que el matrimonio sea una fuente de satisfacción y entendimiento mutuo, y si no lo es, deciden romper la relación. Por otro lado, hay quienes entienden el matrimonio como una fuente de deleite y entendimiento, pero también entienden que la vida diaria presenta vicisitudes que pueden llevar a problemas persistentes y ásperos. En lugar de optar por el rompimiento, buscan mejorar la comunicación en la relación de pareja para resolver las diversas situaciones que se presentan.
Encontramos algunas características del divorcio, considerando que en la actualidad se presenta tanto entre personas de diferente sexo como entre personas del mismo sexo:
Si hablamos de la edad en que se divorcian por sexto, tenemos que en 2021:
Según un estudio de la Universidad de Oxford, el dolor de una ruptura amorosa es similar al de un ataque al corazón. La persona que sufre más es la que ha sido dejada. Sin embargo, una investigación del University College London y la Facultad de Binghamton determinó que, si hablamos de hombres y mujeres en lugar de dejado y dejador, ellas son quienes sufren más inmediatamente después de una ruptura amorosa, pero se recuperan más rápido que los hombres. El que deja, en la mayoría de las veces, lo hace habiendo asumido que ya no estarán con la otra persona, mientras que el dejado se enfrenta a la sorpresa de la ruptura.
Es indudable que el divorcio afecta a la salud mental y social tanto de los adultos como de los niños. La depresión es una consecuencia común del divorcio, especialmente durante un período de intenso dolor en torno al momento de la separación matrimonial. Esto implica una pérdida de la definición que la persona tiene de sí misma, pasando de ser integrante de una pareja (alguien que pertenece a alguien o depende emocionalmente de él o ella y viceversa) a una persona independiente.
Al final, las personas que han tenido uno o varios divorcios inevitablemente pasan por un proceso para intentar recuperar la estabilidad emocional y social. Lo que en principio se origina con dos, el matrimonio o vivir juntos, se puede disolver de manera unilateral y ante eso no hay mucho que hacer; en ocasiones, el amor no basta cuando una de las partes se siente o se cree insatisfecha. Definitivamente es válido irse cuando ya no se quiere estar, y lo peor es buscar quedarse con alguien que no quiere estar.
El divorcio es una alternativa siempre a la mano y muy común en la actualidad. ¿Es bueno o malo? Esto, sin duda, dependerá de la situación por la que cada uno pase y sienta. La parte positiva es que todas las personas tienen la libertad y posibilidad de irse cuando así lo quieran o sientan, salvo los casos que señala la ley, y no estar atados a alguien que no desean. Un divorcio no es, ni será, una marca que señale a alguien por algo supuestamente malo que hizo, ni mucho menos un estigma para estar en soledad, aunque siempre se quiere encontrar al “malo” de la historia.
El valor de una persona no está determinado por su capacidad para mantener o aferrarse a una relación afectiva, ya que esto implica una ecuación que depende de dos personas, sobre la cual solo tenemos control sobre nosotros mismos. En ocasiones, se necesita de un gran valor para aceptar, reconstruirse y seguir adelante, tomando lo que corresponde de esa experiencia, que, aunque no defina nuestra valía, sí puede dejarnos aprendizajes significativos.
* https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2022/EstDiv/Divorcios2021.pdf