La noción contemporánea de lectura que entendemos hoy en día se ha ido desarrollando gradualmente gracias a las contribuciones realizadas a lo largo de la historia por numerosos autores e instituciones destacadas e influyentes en el ámbito pedagógico y educativo.
Para Sáez (1951) la lectura envuelve “…una actividad instrumental en la cual no se lee por leer, sino que se lee por algo y para algo. Siempre detrás de toda lectura ha de existir un deseo de conocer, un ansia de penetrar en la intimidad de las cosas…».
Décadas más tarde, autores como Gepart (1979) y Spolski (1980) tuvieron aportaciones que consintieron tener visiones suplementarias acerca de la lectura. Gepart (1979) afirma que:»…la lectura es la palabra usada para referirse a una interacción por la cual el sentido codificado por un autor en estímulos visuales se transforma en sentido en la mente del lector. La interacción siempre incluye tres facetas: material legible, conocimientos por parte del lector y actividades fisiológicas e intelectuales…». No obstante, para Spolski (1980) la lectura «no puede ser separada de la educación del lenguaje: la selección de qué lengua deben aprender a leer los/as niños/as es crucial, y una vez que los pasos iniciales en la instrucción de la lectura son pasados, la lectura se transforma en el enriquecimiento del lenguaje».
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía en 2023, el porcentaje de la población de 18 años y más, lectora de los materiales considerados por el Módulo sobre Lectura (MOLEC)*, fue de 68.5 %: 12.3 puntos porcentuales menos que en 2016. Es importante tener en cuenta que los materiales de lectura considerados por el MOLEC son cinco: libros, revistas, periódicos, historietas y páginas de Internet, foros o blogs.
La población lectora ha disminuido paulatinamente desde 2016**, siendo los períodos de 2017 a 2018 y de 2022 a 2023 donde se registró una mayor reducción en comparación con los demás años.
Por sexo y edad, observamos que en todos los grupos de edad, los hombres leen más que las mujeres. Esta discrepancia es más pronunciada en el caso de los adultos mayores, con un 13.7%. Sin embargo, al analizar el grupo de edad de 18 a 24 años, los más jóvenes, encontramos la menor diferencia entre hombres y mujeres, con un 1.1 por ciento.
Para los más jóvenes, de 18 a 24 años, las páginas de Internet, foros y blogs son los materiales que leen con mayor frecuencia, mientras que para los adultos mayores, son el segundo material que menos consultan. Los libros ocupan el segundo lugar en cuanto a materiales leídos en todos los grupos de edad. Los periódicos mantienen una tendencia de lectura similar en los grupos de edad de 25 a 65 o más años, mientras que en los más jóvenes son el último material de lectura.
El tiempo promedio que dedica la población lectora a la lectura es de 42 minutos, situación similar entre hombres y mujeres, con 42 y 43 minutos, respectivamente.
Los esfuerzos por fomentar la lectura en México llevaron, en 2008, a elevarla al rango de Ley de Fomento para la Lectura y el Libro. Es de suma importancia difundir entre la población la relevancia y utilidad de los diversos tipos de lectura en cada ámbito de acción. Aunque es cierto que el desarrollo de nuevas tecnologías de la información y la comunicación han aumentado el acceso a datos mediante dispositivos móviles e Internet, abriendo nuevos espacios de difusión para la palabra escrita, esto debe llegar a todos los grupos de edad, tanto hombres como mujeres.
Siempre debemos tener presente que la lectura facilita la comunicación, nos mantiene informados, despierta la imaginación, alimenta la inspiración y genera ideas. Pero, sobre todo, contribuye al desarrollo y perfeccionamiento del lenguaje, permitiendo una mejor interacción con las personas mediante las palabras.
* https://www.inegi.org.mx/contenidos/programas/molec/doc/nota_tecnica_molec_feb23.pdf
** https://www.inegi.org.mx/contenidos/programas/molec/doc/resultados_molec_feb23.pdf
Bibliografía