3 mins read

¿Tienes sesgo de confirmación?

Dialogar con las personas se convierte en un acto heroico en nuestros tiempos, ya que se prefiere persuadir o simplemente hacer oídos sordos, independientemente de si se tienen o no argumentos, cuando no estamos de acuerdo. Si consideramos que las percepciones se forman a través de la interpretación de eventos que coinciden con nuestras creencias particulares, y que estas no necesariamente contienen información que desafíe nuestro juicio, entonces, de manera inconsciente, parece que buscamos información que confirme nuestra opinión, incluso si esto implica caer en un error.

Resulta sumamente interesante que las personas estén dispuestas a aceptar información nueva cuando esta se alinea con sus creencias, pero se muestran sumamente suspicaces cuando la información contradice sus percepciones y creencias. A este fenómeno se le llama sesgo de confirmación.

“Fue Peter Wason quien descubrió el sesgo de confirmación en 1960, y se refiere a la tendencia de dejar que las creencias anteriores influyan en la forma en la que percibimos nueva información”.* También se conoce a este fenómeno con los nombres de sesgo confirmatorio o sesgo de confirmación de la propia perspectiva.

Este fenómeno ocurre cuando las personas analizan la información de manera que se ajuste a sus creencias o ideas. El impacto es mayor cuando los temas están relacionados con emociones o creencias arraigadas, como la religión, la raza o la política, por ejemplo.

Podemos identificar muchos sesgos de confirmación en nuestra vida diaria, ya sea que los poseamos o que los notemos en los demás. Por ejemplo, la elección de qué noticiero consumir a menudo estará influenciada por el grado de acuerdo o respaldo que brinde a nuestras ideas, ideología o puntos de vista. Esto dificulta tomar decisiones fundamentadas, dado que la información que recibimos es parcial. Lo mismo sucede en cómo percibimos a los demás, ya que las interacciones sociales están impregnadas de una búsqueda de confirmación de las creencias subjetivas que tenemos sobre las personas o grupos. Es decir, si se tiene una percepción negativa sobre los simpatizantes o miembros de un partido político, lo más probable es que enfaticemos y hagamos referencia a aquellas situaciones que confirmen esa creencia, dejando de lado, minimizando o simplemente ignorando sucesos que la contradigan.

¿Por qué caemos en el sesgo de confirmación? Los investigadores sugieren que es una forma natural de procesar la información en nuestro cerebro. Este tiende a buscar patrones y conexiones significativas para procesar la enorme cantidad de información que enfrentamos a diario. Al hacerlo, nuestro cerebro puede dar prioridad a la información que respalda nuestras creencias preexistentes, ya que esto nos brinda una sensación de coherencia y nos permite reforzar nuestra identidad y autoconcepto.

Ante la falta de criterio, tendemos a ver y escuchar únicamente lo que queremos, es decir, aquello que confirma que realmente tenemos razón. Los datos que contradicen las cosas con las que no estamos de acuerdo, los consideramos falsos, erróneos o los minimizamos para que no tengan un efecto real en nuestra forma de pensar. Al final, parece ser que, en muchas ocasiones, no nos gustan los cambios.

Algo que seguramente todos hemos experimentado en algún momento es el hábito de juzgar a las personas como más inteligentes y confiables cuando comparten nuestras mismas creencias y valores. Si somos liberales, es probable que seamos más indulgentes al evaluar a los políticos de esta tendencia cuando cometen errores, y estaremos convencidos de que, de alguna manera, son personas mejores que aquellos de tendencias conservadoras, y viceversa. Este fenómeno se repite también en el ámbito de las creencias religiosas.

Mantenernos inmersos exclusivamente en datos y pensamientos afines a nuestra propia perspectiva puede tener efectos negativos, al no contrastar la información que consideramos como única y verdadera. De igual manera, podría limitar nuestra capacidad de aprender y adaptarnos a nuevas ideas y perspectivas, ya que tendemos a rechazar información que no concuerda con nuestras creencias. También puede contribuir a la polarización y a la formación de burbujas de información, donde nos rodeamos únicamente de personas y fuentes que refuerzan nuestras creencias, lo que puede aumentar la división y la intolerancia en la sociedad.

*https://torresburriel.com/weblog/sesgodeconfirmacionenux/#:~:text=Fue%20Peter%20Wason%20quien%20descubri%C3%B3,a%20sus%20creencias%20o%20ideas.

Referencias bibliográficas

Nickerson, R. S. (1998). Sesgo de confirmación: Un fenómeno omnipresente en muchas formas. Revisión de Psicología General, 2(2), 175-220.

Kunda, Z. (1990). El argumento a favor del razonamiento motivado. Boletín Psicológico, 108(3), 480-498.

Stanovich, K. E. y West, R. F. (2008). Sobre el fracaso de la habilidad cognitiva para predecir los sesgos de pensamiento en mi favor y de pensamiento unilateral. Pensamiento y Razonamiento, 14(2), 129-167.

Deja una respuesta

Your email address will not be published.

Previous Story

Guerrero

Next Story

¿Cuánto y qué leemos?

Latest from Blog

Cambio de prioridades

Desde que la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) del Instituto Nacional de Estadística y