La semana pasada, en la ciudad de Aguascalientes, debido a los múltiples festejos y actividades organizadas por el gobierno, se registraron numerosos embotellamientos, accidentes y largas filas para transitar en la parte norponiente de la ciudad. No debemos olvidar que al mismo tiempo se están llevando a cabo obras (muro de contención) en la famosa curva del segundo anillo, a la altura de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, lo cual representa un desafío circular para los conductores.
Desde hace años, la ciudad de Aguascalientes ha experimentado una falta total de eficacia en los operativos de seguridad vial, independientemente del evento. Generalmente, se pueden encontrar un par de patrullas y unos cuantos agentes, los cuales resultan insuficientes en el caso de que hagan algo más que observar a los vehículos amontonarse o las peripecias que tienen que realizar los peatones para poder cruzar y avanzar.
Durante la semana de los festejos del Día de Muertos en la avenida Aguascalientes Poniente, en el tramo de salida hacia Calvillo y en la curva del segundo anillo, en ambos sentidos hubo un tráfico intenso. Esto se debió tanto por los visitantes a los cementerios y al tianguis de ‘Los muertitos’, como a las obras que se estaban llevando a cabo en la curva. Para ello, redujeron a un carril un tramo a la circulación, lo que causó caos al circular. No podemos olvidar, por supuesto, que la circulación por la calle Paseo del río, que se había habilitado para ofrecer a los conductores una vía de circulación mejor y más rápida, también estaba saturada.
Es la hostia darse cuenta de que los operativos de seguridad consisten únicamente en desplegar unas cuantas patrullas y efectivos para intentar controlar el tráfico de vehículos, pero parece que no hay un plan de actuación ni de contingencia. Para muestra un botón, circulando por el paseo del río a la altura de la gasera, un agente de la policía municipal de vialidad tenía estacionada su unidad y él se encontraba en la acera hablando por teléfono, con una tranquilidad que ya quisieran tener los que circulábamos. Jamás se inmutó por el tráfico y las pésimas maniobras de los automovilistas para avanzar. Muchos, al ver que era imposible avanzar en dirección al norte, hicimos la maniobra para retornar. Sin embargo, hubo un momento en el que no se podía avanzar en ninguna dirección debido a que una señora en su vehículo optó por avanzar en doble fila justo frente al agente municipal, quien no parecía importarle el caos vial que tenía enfrente. La desesperación se apoderó de mí y, un poco frustrado, bajé mi ventanilla, elevé mi voz y le pregunté al policía: ‘Oficial, ¿por qué no hace algo? ¿Ve el caos que tiene enfrente y usted hablando por teléfono?’ A lo que me respondió: ‘Mi patrulla no sirve’, una respuesta que aumentó mi frustración. Le dije: ‘Nada tiene que ver la patrulla, ¿por qué no interviene para dirigir y agilizar el tráfico?’ Él volteó con un rostro que despertaba ternura, risa y angustia, y respondió: ‘¡No me hacen caso! ¿Qué quiere que haga?’ Acto seguido, subí mi ventanilla y después de 15 minutos pude salir de allí.
Como ciudadanos, consideramos que las autoridades responsables, en este caso las municipales, deben tener presente que este tipo de eventos requieren de una amplia coordinación y comunicación, cuidando y vigilando el bienestar de los participantes, asistentes y los transeúntes por el lugar. Es fundamental tener claro qué líneas de acción se tomarán y cuál es el objetivo del operativo de seguridad, con el fin de reducir, controlar y eliminar cualquier riesgo y amenaza para los visitantes y aquellos que tienen que utilizar la vía para trasladarse en su vehículo.
Sería cojonudo que se dieran a conocer los Planes de Seguridad a implementar en cada evento, además de una valoración objetiva de las circunstancias que los rodean, las funciones y responsabilidades del personal de cada área involucrada en el operativo de seguridad y la evaluación de los sitios y sus alrededores donde se llevará a cabo el evento. De esta manera, se tendría claridad sobre los accesos, la ubicación de salidas y entradas, la circulación de asistentes y vehículos, y se podrían identificar las zonas de alta afluencia para agilizar su tránsito. Por supuesto, también se brindaría apoyo en situaciones caóticas, evitando así respuestas como ‘no me hacen caso’
Aunado a lo anterior, parece que aquellos que realizan obra pública y quienes la otorgan y supervisan no tienen la mínima sensibilidad para apoyar a la ciudadanía y llevar a cabo los trabajos por la noche, evitando así afectar la ya precaria circulación en diversas zonas de la ciudad. Con la próxima llegada del Buen Fin, seguramente veremos nuevamente caos vial en la ciudad, sobre todo en las áreas cercanas a los centros comerciales. Espero que las autoridades realmente establezcan un operativo de seguridad efectivo que implique desplegar personal para controlar a los conductores y garantizar una circulación fluida, en lugar de ser simples espectadores del caos vial que se genera.