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¡No pasa nada! Sólo quiere jugar, ¡no hace nada malo!

La semana pasada, como he estado haciendo durante varios meses, acompañé a mi colega por la tarde a correr y caminar con su mascota, un perrito de talla pequeña pero con mucha energía que disfruta de los paseos. Sin embargo, he notado un fenómeno creciente: muchas personas que salen a distraerse y hacer ejercicio con sus mascotas llevan caninos ansiosos, que ladran y gruñen a todo lo que encuentran. En muchos casos, pasean perros que apenas pueden controlar, o en el peor de los casos, los dejan sueltos y los observan desde lejos.

En diversas partes de la ciudad, además de calles y aceras, es muy común disfrutar de un collage de diversas razas de caninos de diferentes tamaños. La parte no tan agradable es que muchas personas que tienen razas grandes no consideran que otros puedan sentirse incómodos al tener que cambiar de acera o bajar de ella por el miedo o la prevención que les genera ver a un perro reaccionando excesivamente, más cuando se encuentran con otro caminando en la misma acera. En el mejor de los casos, el responsable de la mascota comenta a los transeúntes: «No hace nada, no se preocupen».

Es muy común observar perros en las calles, aceras, parques y explanadas que tiran de la correa mientras sus acompañantes los pasean, algunos se descontrolan al ver a otros perros y ladran de forma excesiva, mientras que otros intentan saltar sobre las personas, lo cual resulta incómodo para muchos transeúntes. Estos comportamientos, según especialistas y profesionales en conducta canina, suelen ser indicativos de ansiedad en los perros.

La ansiedad en los perros funciona de manera similar a la ansiedad en las personas, provocando inquietud, nerviosismo e inseguridad. Para abordar la ansiedad, el perro intentará modificar su comportamiento para liberarse de estos estados. Estos cambios suelen impactar en la convivencia diaria entre las personas y sus compañeros caninos.

Especialistas mencionan que las causas de la ansiedad en los perros pueden ser diversas, pero las más comunes incluyen:

  • Carencia de relaciones sociales: La socialización es crucial para que los perros aprendan a relacionarse con otros seres vivos, ya sean otros perros o personas.
  • Ansiedad por separación: Los perros son animales que históricamente han vivido en manadas, por lo que tienen una necesidad innata de estar en grupo para sentirse seguros.
  • Pasar muchas horas solos en casa.
  • Falta de atención e interacción con los propietarios.
  • Miedo a ruidos.
  • Cambios en el ambiente.
  • Falta de ejercicio y actividad física.

Cuando un perro experimenta ansiedad, su comportamiento puede verse alterado. Estos cambios son mecanismos simples que el perro utiliza para liberar el malestar causado por la ansiedad. Es importante que las personas que comparten tiempo y espacio con sus compañeros caninos entiendan esto, para poder detectar las posibles causas del comportamiento inquieto.

La ansiedad en los perros es un trastorno que puede resultar muy molesto, tanto para el perro como para su cuidador. En muchos casos, puede tener consecuencias graves como mordeduras, sustos, conflictos con otras personas o enfrentamientos con otros perros. Por lo tanto, es importante comprender qué causa este comportamiento en nuestro amigo peludo.

Los profesionales en conducta canina enfatizan que las personas deben comprender que los perros son curiosos y no es extraño que se detengan cada pocos metros para olfatear todo lo que encuentren durante sus paseos fuera de casa, especialmente si son cachorros. Por lo tanto, recomiendan darles espacio para que exploren su entorno, ya que esto proporciona beneficios significativos como relajación y estimulación mental, lo que resulta en paseos de calidad. Es importante no convertir los paseos en caminatas en las cuales se le niegue al perro la oportunidad de hacer lo que es natural para él, como oler, investigar y descubrir nuevos estímulos y aromas.

Al final, creo que muchas personas no son conscientes de la responsabilidad que implica tener la compañía de una mascota. Por un lado, la dinámica entre el responsable de la mascota y el animal depende completamente de proporcionarle comida, paseos de calidad, tiempo dedicado y no convertir la relación en atenderlo solo cuando sea conveniente, se tenga tiempo o ganas. Por otro lado, también implica la responsabilidad y el respeto por la interacción con el entorno en el que se desarrolla la mascota.

¡joder! Nadie está obligado a tolerar o soportar el comportamiento de la mascota de otra persona, y es común recibir comentarios estúpidos de personas cara dura despreocupadas y con poca consideración, tratando de justificar la conducta de su mascota diciendo «no pasa nada, solo quiere jugar».

 

 

 

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