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El debate

¡Saludos de nuevo, mis queridos electores! Aquí está su amigo Juan Ciudadano, listo para desmenuzar el último espectáculo… perdón, quise decir debate presidencial. Y vaya que fue un show, aunque no precisamente de los que te mantienen al borde del asiento.

Primero, hablemos de Claudia, nuestra candidata que decidió que debatir es de plebeyos. Expuso sus puntos como quien recita la lista del supermercado, sin darle el gusto a los otros candidatos de un buen tira y afloja. Estratégicamente, un acierto para no perder votos, pero en términos de entretenimiento, más aburrido que un partido de fútbol sin goles.

Luego está Xóchitl, que parecía más nerviosa que un gato en una tienda de cristales. Su equipo de mercadotecnia debe estar compuesto por robots, porque la convirtieron en un personaje más preocupado por no salirse del guion que por conectar con la gente. Si la política fuera teatro, ella estaría en la obra equivocada.

Y no olvidemos a Jorge, el caballero de la contienda, que lucha por subir en las encuestas como yo por mantener la dieta en una taquería. Su actuación en el debate fue tan desordenada como mi cajón de calcetines. Sonreía con una rigidez que hacía extrañar la naturalidad de las estatuas de cera, y repitió “la vieja política” tantas veces que casi lo confundo con mi disco rayado de los ochentas.

En resumen, mis amigos, este debate nos dejó con más ganas de cambiar de canal que de votar. Pero no se preocupen, aquí seguiré, desgranando la política con humor y una pizca de sarcasmo, porque al final del día, si no nos reímos, ¿qué nos queda?

Antes de despedirme, quiero recordarles algo importante: mi campaña no se pinta de colores partidistas ni se adorna con promesas vacías. Mi campaña es la voz de ustedes, los ciudadanos, que día a día construyen este país con su esfuerzo y esperanza. No olvidemos que somos nosotros, el pueblo, quienes realmente sabemos lo que México necesita. Así que, levantemos nuestras voces, no para hacer eco a los políticos, sino para ser los verdaderos protagonistas de nuestra historia.

Hasta la próxima, y recuerden, voten con sabiduría, ¡pero no olviden disfrutar el circo electoral!

Juan Ciudadano, observador de la tragicomedia política.


Este artículo es una sátira y no debe tomarse más en serio que las promesas de campaña. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia… o no, ustedes deciden.

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