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La campaña que México merece

¡Mis estimados compatriotas! Me llamo Juan Ciudadano, y aunque no me conocen, les aseguro que soy tan mexicano como el tequila y la ensalada César. Hoy, me lanzo al ruedo de la opinión pública con una propuesta tan picante como la salsa habanera: ¿Qué tal si en estas elecciones presidenciales, los que hacemos campaña somos nosotros, los ciudadanos?

Sí, han leído bien. Porque, seamos sinceros, ¿quién mejor que nosotros, los que vivimos, sufrimos y nos reímos de la cotidianidad nacional, para saber qué necesita realmente nuestro país? Los políticos hablan, prometen y hasta juran, pero al final del día, son nuestros pies los que pisan los charcos y nuestras familias las que enfrentan la realidad.

Hablemos de nuestras queridas candidatas, Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez. Sus propuestas son tan vagas que podrían competir con las leyendas urbanas; más misteriosas que un episodio de “La Rosa de Guadalupe”, tan transparentes como las aguas del río Lerma. Pero no se trata solo de criticar, sino de proponer. Si ellas no pueden ser concretas, nosotros sí podemos. Imaginen una campaña donde las propuestas surjan de las plazas públicas, de las voces de los vendedores ambulantes, de los sueños de los niños en las escuelas. Eso es lo que México necesita: ideas frescas, nacidas del corazón de su gente.

De Jorge Álvarez Máynez, mejor ni hablamos, porque para ser invisible, ya tenemos al Chupacabras. Pero, ¿saben qué? La invisibilidad puede ser una bendición disfrazada. Nos da la oportunidad de llenar ese vacío con nuestras propias ideas y visiones para el país. En lugar de esperar a que un candidato casi fantasmal aparezca con soluciones, podemos ser nosotros quienes delineemos el camino a seguir.

Pero no todo es juego y carcajadas. La violencia que azota a nuestro país es un asunto serio y no podemos seguir esperando soluciones mágicas desde arriba. Es hora de que los Juanes y las Juanitas Ciudadanos levantemos la voz y digamos: “¡Aquí estamos y estas son nuestras ideas!” No más promesas vacías, no más discursos sin sustancia. Queremos acciones, queremos resultados. Y si los políticos no pueden ofrecerlos, entonces será momento de que el pueblo tome las riendas.

Así que, en esta primera columna, no vengo a hablarles de lo que está mal, eso ya lo sabemos. Vengo a invitarlos a ser parte de la solución. Porque al final, los políticos van y vienen, pero nosotros, los ciudadanos, somos el corazón de México.

Y recuerden, en las próximas elecciones, voten con el corazón, pero sobre todo, voten con conciencia. ¡Que no se les olvide que el poder está en nuestras manos! No permitamos que el futuro de nuestro país se decida solo en los debates televisados o en los anuncios espectaculares. Tomemos las calles, hagamos oír nuestra voz, y mostremos que el verdadero espíritu de México reside en su gente.

Nos vemos en las urnas, y en Voces, obviamente.

Juan Ciudadano, un mexicano más con ganas de cambio.

*Este artículo es una pieza de sátira y ficción, creada para entretener y provocar reflexión. No representa la opinión de ninguna entidad real, supranatural, ni divina; tampoco pretende influir en el proceso electoral de manera alguna, aunque quizá un poquito nada más. Es un llamado a la participación ciudadana y al ejercicio del voto informado y consciente.

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