El próximo año, al igual que en nuestro país, los Estados Unidos de América tienen elecciones presidenciales, y aunque todavía no se han decidido los candidatos, se perfilan fuertemente los 2 personajes más conocidos entre la población nacional estadounidense y el extranjero, por un lado, el actual mandatario Joseph Robinette Biden Jr., más conocido como Joe Biden, del partido demócrata, y Donald John Trump, presidente anterior a Biden por parte del partido republicano. Alrededor de un 75% de los encuestados por la cadena de noticias NBC News realizada entre el 15 y 19 de septiembre pasado, muestran preocupación por la edad del presidente de 80 años y 81 el próximo mes (20 de noviembre), señalan que no lo ven física y mentalmente bien para afrontar 4 años más en el despacho oval de la casa blanca. Otra preocupación importante es que casi el 60% de los que respondieron la encuesta, ven una posible implicación de Biden con su hijo en presuntas irregularidades financieras y corrupción.
De hecho, Biden afronta una impopularidad muy baja actualmente, 56% de los encuestados desaprueban el desempeño de la administración del presidente, el más alto desde su inicio. Sólo el 28% dice estar satisfecho con la economía nacional, 20 puntos menos que al principio de su mandato (48%). Todos estos números nos ayudan a posicionar candidatos uno contra otro y en el supuesto caso que Biden se enfrentara a Trump, sería un empate en las preferencias presidenciales con un 46% de los votos cada uno. Queda mucho y esto es solo una fotografía del momento, lo que no hay que descartar es que, si gana Donald Trump y regresa como comandante en jefe del ejército de los Estados Unidos y máximo mandatario del gobierno, las cosas se pueden complicar para México.
Es bien sabido que Trump es muy proteccionista al igual que otros republicanos, lo son en mayor medida que los demócratas, el problema de la inmigración ilegal entre las 2 fronteras México/americanas, el fentanilo, y la delincuencia organizada, con temas prioritarios entre las 2 naciones, darán una oportunidad a los del partido del elefante a realizar posibles cambios en el tratado de libre comercio T MEC, pudiendo afectar a las inversiones del vecino del norte en nuestro país, atrayendo a su territorio grandes conglomerados de empresas que ahora están establecidas en territorio azteca, lo bueno es que aún con las ventajas fiscales que busca Trump darles a los empresarios que aprovechan el nearshoring, es que no van a tener más rentabilidad que estando en México por los costos de mano de obra, y viendo que la guerra comercial con China no se ve cuando pueda terminar. Lo malo es que, si la delincuencia sigue creciendo, México no podrá aprovechar todas las ventajas que tiene por el simple hecho de tenerlo de vecino.
En resumen, si gana Trump o peor aún, un radical republicano como De Santis, podrían volver a los chantajes comerciales, aranceles, terminar el muro fronterizo, etc. El nuevo mandatario, hay que recordar, también tendrá que negociar con una nueva administración mexicana, ya se una candidata u otra, tendrán que dar la cara y estar a la altura de lo que el cargo de presidenta de México requiere.